вторник, 8 апреля 2008 г.

De pesares y cosas mejores.

Muy a mi pesar, nací para pesar tan poco y de otros.
Nada que ver con lo que yo quería. Limbo de ti, por ejemplo.
Odiar a Eva y al imbécil de Adan es lo que queda por negarme el paraiso.
A una por incauta, desobediente y hambrienta, y al otro por no saberla tener satisfecha.
No contar las historias que suceden. No hablar de si tal, o si debería haber cogido por el atajo.
Vivir desviviéndome por un goce gelatinoso y bastante inmoral donde estoy dentro tuya y tu dentro de mi.
Una especie de masa viscosa que lo deshace todo menos nosotros, una especie de paraiso que a más grande nos deja más sólos.
Dios, qué afonía... Que ganas de destrozarme la voz entera por ti, que te alimentes de cada uno de los trozos de mi voz.
Me queda cuando no estás demasiado tiempo para observar lo humano y lo cotidiano, hasta hastiarme, me queda verlo todo y no tener nada.

De todos modos hay gozo y hay dicha, y hay implosión de la una y hay explosión del otro.
Ya sabes, porque te dije, que ya no llueve nunca dentro. Que la lluvia es únicamente tierra, agua, aire, que cae de arriba a abajo, que va a parar al suelo. Que he limpiado ya todo. Que puedes pasar cuando quieras dentro. Aquí ya nada más lloverás tu. Me quedo con todo esto.

Para desgracia de algunos, y contra todo pronóstico, vivo.

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