пятница, 30 мая 2008 г.

La ciudad...

... se llena de acordeones
al ritmo que mi corazón se llena de tristezas
y a la misma vez la vieja europa de llena de nueva sangre.

Todo esto se nota en los comercios,
en la cantidad de horas que me veo capaz de estar llorando
y en los continuos besame mucho que se alojan al instante en mi cabeza
formando un fugaz y nada grácil bucle.

Pues la primavera es contraria a la tristeza y los acordeones,
aunque paradójicamente boca a favor de los bésame mucho y el flujo de inmigrantes.
Porque en primavera policía y bomberos trabajan juntos para rescatar gatos de los tejados,
los cementerios y las casas antiguas dejan de emitir esos fantasmas del pasado
patéticamente nostálgicos.
Las flores nuevas celebran el fin del luto en blanco de los campos
y los bailarines y bailarinas salen semidesnudos a bailar a las plazas y en los céspedes..
Claro, cada uno es como es y la primavera de cada uno es como el dueño, que se parece a su perro, por eso los acordeones inmigrantes y los bésame mucho, por eso esta tristeza y esta nostalgia..

Por eso cuando vi el dispositivo policial en lo último que pensé fue en un estúpido gato. Por eso no tengo alergia pero no soporto el polen, por eso no me desnudo ni me impresiona un desnudo, ni un estornudo, ni un estornino.

touching balls

Oye nena, tocaste el bulto.
Sabes que a esto solo le quedaba explotar.
Que estabas deseando tragarte cada palabra gota a gota,
y que iba a saber dulce, y amargo, y picante, y suave
e ibas a querer más.

Tocaste el bulto porque erais dueñas
tú, la primavera, la niña de la falda a cuadros que cruza las piernas,
Cioran, la cábala, mi madre, la paloma aplastada, nena, lo tocaste. Era vuestro;
bulto de todos. Y tu peleabas con ellos, nena, por el bulto. Dabas dolor de cabeza
gritándole todo el día a la primavera, desgañitándote para dejar sorda a la niña
de la falda a cuadros que cruza las piernas, buscándome en Cioran muerta de celos;
pues tu no valías más que la cábala, ni mucho menos valías más que mi madre
y la paloma aplastada no debió ser tu contrincante pero chica, qué fuerza le diste
a la paloma, porque ella me daba bulto sin exigir bulto a cambio.
Como ciorán o mi madre o la niña de los cuadros cruzados en las piernas.

Querías tu parte de bulto. La tomaste.
Deja de soñar que me la puedes poner dura de nuevo.