
Hasta ayer concebía la alta cima
como logros finales del aliento.
Fue solamente hasta ayer porque hoy siento
una pena que me daña y lastima.
Así de grande con la pena encima,
así de hondo el alfiler que siento.
Voy en aire cansado y sin aliento
como minero herido por la sima.
Será extraño jugar a las tragedias
pensaréis al mirarme sonriente:
la faz del hombre se alza en antifaces.
No me miréis el corazón a medias
doblado de sufrir en ser viviente;
medidme tal cual voy, quebrado en paces.